jueves, 21 de septiembre de 2017

LUZ

Desde el día en que te dormiste para siempre, tengo una lámpara de sal encendida noche y día. La casa me parece tan vacía, tan triste, tan oscura. He puesto también una guirnalda de esas que están ahora tan de moda, de luces blancas de bolas de algodón. Pero la casa sigue estando oscura, gris, triste.
Da igual cuantas luces deje encendidas, es TU LUZ la que falta, la que lo iluminaba todo. No hay luces suficientes para eso.



 

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